No te quedes con el “nido vacío”
Cuando
los hijos se van de casa, queda una inevitable sensación de tristeza y soledad.
Por eso, estar conscientes de que algún día pasará y tener proyectos propios,
es fundamental para evitar una depresión
Artículo publicado en la revista Mía del diario La Estrella de Panamá (www.ma.com.pa)
POR MARICARMEN CERVELLI N.
@cervelli7
Laura renunció a su trabajo y decidió
dedicarse por completo al proyecto familiar. Al pasar los años, Alejandra, su
hija mayor, consiguió una beca para estudiar en otro país; mientras que
Esteban, su hijo menor, decidió irse temprano de casa para desarrollar su
carrera como deportista profesional. Cuando Alejandra y Esteban se marcharon, Laura
comenzó a sentirse muy sola y vacía, no se hallaba en su nueva situación y sólo
quería estar con sus hijos. Inevitablemente comenzó a sufrir el “Síndrome del
nido vacío”.
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Foto: Pixabay.com |
Este síndrome puede durar de
seis a nueve meses, y se produce en algunos padres cuando sus hijos dejan de
vivir con ellos, convirtiéndose en una etapa de adaptación e incluso de duelo.
Tristeza, soledad, aburrimiento,
problemas de sueño, recuerdos constantes de los hijos, ansiedad, miedo, rabia,
vacío, soledad, angustia, llanto fácil, sensación de pérdida del sentido de la
vida, somatización de enfermedades y desmotivación son algunos síntomas. “Los
cinco primeros son esperados como respuesta adaptativa por unos meses; cuando
se mantienen por más de un año debe buscarse ayuda profesional”, advierte la
psicóloga clínica María José Sánchez-Maroto.
De acuerdo con la especialista,
la ausencia de los hijos supone cambios importantes en la dinámica de vida y
actividades cotidianas de los padres. Los encuentros con los hijos se vuelven
esporádicos y se producen transformaciones importantes, especialmente en madres
que se dedicaron enteramente a su crianza y cuidado, y dejaron de lado todos
sus proyectos personales.
“Mucho del proceso evolutivo de
este síndrome va a depender de cómo la persona esté capacitada o preparada para
asumir una vida propia con motivación y retos personales que no impliquen el
cuidado de hijos y/o representados”, afirma la psicóloga.
Preparados
para la partida
Aunque la separación pueda
generar gran tristeza en ambas partes, es necesario prepararse desde que los
hijos están pequeños. Está bien que por un tiempo decidas dedicarte a ellos
exclusivamente, pero no abandones tu vida para siempre.
René Morales, profesor de la
Universidad de La Salle Bajío en México, escribió en la revista educativa
“Afectos”, que hay que educar a los hijos en la libertad y autosuficiencia
desde muy temprano, explotar al máximo los momentos de calidad con ellos sin
atosigarlos, y una vez que se vayan, sentir la satisfacción de que les va a ir
bien, que serán capaces de interactuar con otros con normalidad, podrán
resolver problemas solos y valorarán más a su familia.
Cuando tu hijo tome la decisión
de irse, no lo sobreprotejas, acompáñalo en su proceso y permítele que tome sus
propias decisiones; y nunca consideres su partida como un abandono (ni tampoco
se lo digas), recuerda que esto forma parte de un proceso natural de la vida.
¿Y
después qué?
Debes tener claro que este
momento llegará y que implica una transformación que da paso a nuevas
dinámicas. “Es muy importante que estemos con la posibilidad de una vida
propia, con objetivos, tareas, motivaciones, intereses personales e
individuales más allá de ser padres y/o cuidadores”, dice Sánchez-Maroto.
Hablar con tu pareja sobre cómo
te sientes es una buena terapia; así como también retomar esas actividades que
abandonaste o emprender otras nuevas, intenta hacer ejercicio, salir con amigos
y ¿por qué no? quedarte en casa disfrutando tu vida en pareja.
Aprende a usar las nuevas
tecnologías para que puedas hablar frecuentemente con tus hijos aunque estén
muy lejos, afirman la psicoterapeuta Christine Webber y el especialista en
planificación familiar, David Delvin. Los expertos aconsejan no decirle a tu
hijo lo mal que te sientes por su ausencia, ni pedirle que regrese; esto solo
creará malestar. Pero sobre todo antes de que tus hijos se vayan, haz una lista
de todo aquello que dejaste de hacer y deseas hacer sin ellos y te sorprenderás
de los resultados.
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