lunes, 3 de febrero de 2014

La foto que no me tomé con Gael García


Ayer domingo me pasó algo muy bueno. Fui a desayunar en "Masa", un conocido restaurante de Bogotá, y de repente llegó Gael García Bernal. El corazón se me aceleró y empecé a temblar de la emoción, pero la gente que me conoce sabe bien que soy incapaz de acercarme a un famoso que me gusta porque me da terror y mucha pena. Sin embargo, mi querido esposo me hizo el favor, me escoltó hasta la mesa del actor y le dijo: "¿Cómo estás Gael? A mi esposa le gustaría tomarse una foto contigo", mientras yo me escondía cual niñita y sólo asomaba la cabeza.

Gael me miró, me imagino que miró mi gran panza de embarazada y dijo: "No puedo. Si me tomo una foto contigo, me tengo que tomar una foto con todo el mundo. Feliz domingo". Yo sentí mucha vergüenza y un poco de decepción, mientras que Alejo se preguntaba por qué yo quedé tan sorprendida por la reacción de una celebridad que es una persona normal como él y como yo.

La anécdota no es gran cosa, la verdad. Honestamente es farándula de la buena, pero yo igual pensaba con unas lagrimitas asomándose en mis ojos tipo Candy Candy : "¡Gael, esto no se le hace a una mujer preñada"!

Lo cierto es, y esto me lo dijo mi hermano después: "Nadie te debe impresionar. Admira, pero cero fanatismo". Y es verdad, estas personas son seres humanos con valores agregados, unos más importantes que otros, que desean desayunar en paz como la gente normal. Eso lo entiendo. Sin embargo, sigo pensado que Gael se portó como un maricón... 

Al final se arrepintió, salió corriendo y me pidió que nos tomáramos una foto con su propio celular... 

Te perdono, Gael... Y a tu mamá también.

Gracias a mi querido Hernán Ferrer por esta foto...