Artículo publicado el 11 de enero de 2012 en El Venezolano de Panamá www.elvenezolano.com.pa
Maricarmen Cervelli N.
@cervelli7
Eran las 5:00 pm cuando mis papás
y yo decidimos irnos al conocido parque Negra Hipólita en Valencia, Carabobo.
El lugar estaba lleno y en los estacionamientos no cabía un carro más. Los que
iban llegando hacían una especie de fila improvisada para esperar algún puesto
disponible. Media hora después finalmente alguien salía, y como por arte de
magia, un carro apareció de la nada y nos quitó el puesto. Yo me bajé del carro
para decirle con mucho respeto que ese puesto nos correspondía porque
estábamos esperando ahí por más de 20 minutos junto a otras personas en la
cola. El conductor muy molesto me preguntaba que si había puestos fijos en el
parque, que a él no le importaba si yo estaba esperando y que ese puesto era
suyo porque él lo había visto primero. La conversación terminó en pelea,
grosería y amenazas. El señor decidió irse y mis papás y yo ganamos la batalla
pero nos quedamos con el trago amargo por haber sido parte de ese
“enfrentamiento” por un puesto de estacionamiento.
Al día siguiente, mi mamá y yo
fuimos al supermercado. Como pasamos un diciembre con escasez de pollo, nos
emocionamos al ver que había una nevera en la que un cartel rezaba “Cuatro
pollos por persona”. Lamentablemente ya no quedaba ni una pieza, pero al día
siguiente mi papá fue “a hacer guardia” para llevarse sus cuatro pollos a
precio regulado mientras presenciaba como dos compradoras se peleaban porque
una le había quitado el pollo a la otra y viceversa. Mientras tanto, afuera del
supermercado improvisaban un puesto de comercio informal para revender el pollo
que habían comprado hace pocos minutos a más del doble de su precio inicial.
En Valencia no respetan los
semáforos ni de día ni de noche. La inseguridad enseñó a la gente a pasar de
largo sin importar las luz roja. Pero de día la ciudad se convierte en caos
porque todos pasan sin esperar, nadie cede el paso y todos se atraviesan sin el
menor de los cuidados. En la Autopista Regional del Centro hay numerosas
señales de transito que restringen la circulación de motos a la altura de
Tazón; sin embargo, los motorizados hacen caso omiso y andan por ahí con el
mayor de los descaros mientras que no hay ni una autoridad que pueda poner
reparo a esta situación. Mientras tanto, en un local nocturno de Caracas se
produjo un tiroteo justo al frente de un gran cartel que prohíbe el uso de
armas en el lugar. Vi la ciudad de Valencia llena de basura y escombro
electoral, manchada de vallas y propaganda política; vi a la gente lanzando basura
a las calles, peleándose por comida en el supermercado, vi los restaurantes
llenos y las cuentas abultadas de lo cara que está la comida, vi irrespeto,
inconsciencia ciudadana y falta de valores, y escuché a mucha gente decir que
lo que quedaba era arrimarse al gobierno para “sacar una buena tajada”.
Creo que es muy difícil que exijamos
que se cumplan las leyes y se respete nuestra carta magna si ni siquiera somos
capaces de respetarnos entre nosotros, respetar las señales de transito, el
semáforo, al otro, la fila, la vida. Nos acostumbramos a sobrevivir y no a
vivir con calidad; nos acostumbramos a resignarnos y a recibir limosna y
migajas de un gobierno que ha tenido la suerte de contar con los altos precios
del petróleo y nos dice que todo lo que ha hecho se debe a su buena gestión y
no a esta afortunada coyuntura económica.
Si el escenario actual fuera
distinto ¿Cómo seríamos entonces? ¿Mejores personas? ¿Mejores ciudadanos? A
Venezuela le hace falta una buena sacudida, los venezolanos deben entender que
vivir bien sí es posible, que no debería haber cabida para los conformismos en
un país tan rico, que lo normal es desenvolvernos en un lugar civilizado, donde
las cosas funcionen y donde la gente se comporte a la altura. Somos un pueblo
que ha sufrido mucho, pero creo que todo comienza en casa, todo comienza en la
misma gente, necesitamos más educación y más valores para la vida. Deberíamos
revisarnos, porque algo no anda bien con nosotros.
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