Los
medios resaltan su pasado como exconductor del Metrobus, su formación política
en Cuba y su posición moderada; pero ¿Cómo ha sido la gestión de Nicolás Maduro
como canciller?
Artículo publicado el 14 de diciembre de 2012 en El Venezolano de Panamá
Maricarmen
Cervelli N.
Foto: Vicepresidencia.gob.ve
En
el 2006 la designación de Nicolás Maduro como nuevo ministro de Relaciones
Exteriores generó duras críticas por parte de la oposición venezolana por
carecer de la formación académica para ejercer ese cargo. Pero después de seis
años, Maduro ha roto el record de un funcionario con más tiempo en esa cartera
durante el gobierno de Hugo Chávez.
Como
“autodidacta” en el ejercicio de la diplomacia se ha convertido en un buen
portavoz del proyecto político bolivariano alrededor del mundo. La
internacionalista Adriana Boersner, directora académica de Diploos, destaca la
gestión de Maduro “por el tono prudente y a veces mediador que ha sabido operar
tanto en el contexto internacional como en el contexto interno con sectores
contrarios al gobierno”. Aunque ha tenido uno que otro “desliz” como cuando
calificó en el 2007 a Jonh Negroponte, número dos del Departamento de Estado
norteamericano de “narcotraficante” y “funcionarillo”, cuando éste dijo que
Venezuela era un santuario de las FARC. También cuando calificó a los opositores
de “sifrinitos” y “mariconsotes”, por lo cual se disculpó después.
El
analista internacional Tony de Viveiros considera que Maduro logró consolidar
el proceso de ideologización y radicalización política dentro de la cancillería
que inició Alí Rodríguez Araque. “La principal característica de Nicolás
Maduro, y quizá sea la principal razón por la que Chávez lo escogió para el
cargo de canciller, es que es un militante comprometido del proceso
revolucionario y que cumple órdenes sin protestar”, agrega el miembro de la
organización Venezolanos en el Mundo (VenMundo).
Boersner
asegura que aunque Maduro ha sido el canciller ideal para Chávez, es difícil
evaluar si su actuación ha sido buena o mala por falta de autonomía, “la caracterización
de esa administración responde ineludiblemente a los lineamientos personalistas
del presidente y no a una gestión con un diseño aislado a los deseos del líder”,
aclara.
Pero
lo que sí es evidente es que ha formado parte de la hiperactividad de la
política exterior venezolana cuyo objetivo principal ha sido ganar protagonismo
a escala regional y mundial. De ahí que se haya formado durante su gestión
mecanismos regionales de integración como la Alianza Bolivariana de los Pueblos
de Nuestra América (ALBA), en la cual tuvo un papel fundador junto a Cuba; la
Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en la que fue uno de los motores de las
negociaciones para su conformación.
También
fue parte importante de las negociaciones para la entrada de Venezuela al
Mercosur, más cuando Paraguay –que tenía vetada la entrada del país- fue
suspendido por la crisis política que vivió durante la salida de su presidente
Fernando Lugo. En ese momento, Maduro tuvo una participación activa y hasta fue
acusado de tener una reunión con el alto mando militar paraguayo para evitar la
destitución de Lugo.
Boersner
resalta la firma de los convenios de cooperación y los fondos binacionales que
se han pactado con los nuevos y prioritarios socios político-económicos de Venezuela:
China, Rusia y Brasil, lo que para Tony de Viveiros es bueno y malo a la vez,
por la importancia política y económica de estos Estados a escala internacional,
pero cuyo “acercamiento” no se ha hecho para alcanzar objetivos acordes con los
intereses de Venezuela, sino que “esos países están resultando tremendamente
beneficiados (Rusia con la compra de armamento, China con los préstamos a
cambio de petróleo barato y Brasil con los contratos de infraestructura y compras
de alimentos) en perjuicio de los sectores productivos nacionales, sólo con el
propósito de consolidar la construcción de una alianza internacional
anticapitalista y antioccidental”.
El gran salto ¿gracias a su labor como
canciller?
A
pesar de haber sido designado vicepresidente, Maduro conserva su cargo de
canciller. “Esta sucesión responde
más a intereses y al contexto interno del país”, afirma Boersner, quien agrega
que Maduro se ha caracterizado por la fidelidad hacia el presidente y ha sabido
interpretar sus demandas en todos los cargos que ha desempeñado.
Tony
de Viveiros cree que su designación tiene que ver más con que es “el hombre
preferido por los países que tienen grandes negocios en Venezuela o que
dependen económicamente de ella, y en especial, es el preferido de Cuba y los
Castro, quienes son quienes ejercen la mayor influencia política e intelectual
sobre Chávez”. También destaca que es un punto intermedio que evitaría una
confrontación entre los militares comandados por Diosdado Cabello y los líderes
civiles con posiciones políticas importantes liderados por Elías Jaua.
Los países aliados
Venezuela
ha conformado un grupo de amigos latinoamericanos con sistemas políticos
similares para hacer frente a lo que ellos catalogan como las aspiraciones
imperialistas y colonialistas de Estados Unidos. Pero también ha habido un
acercamiento con países árabes cuyas relaciones han sido criticadas dentro y
fuera del país.
Maduro
ha defendido en varias oportunidades su relación con Irán. “Irán es aliado
profundo y estratégico de la Revolución Bolivariana”, dijo en 2010, cuando
Estados Unidos cuestionó el vínculo con este país. Agregó que Venezuela
seguiría avanzando en lo creen debe ser la independencia del continente,
seguiría trabajando por el fortalecimiento de la ALBA y en la profundización de
las relaciones con países estratégicos como China, Bielorrusia, Rusia, Irán y
África.
También
ha sido defensor a ultranza de la causa palestina, y ha calificado a Israel
como un Estado criminal. En agosto de este año durante su participación en la
Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), instó a que las grandes
potencias dejaran de interferir en los asuntos internos de Siria y respaldaran una
propuesta de paz hecha por Irán. Boersner dice que el canciller ha sido “la
cara visible del gobierno venezolano” tras la enfermedad del presidente “para
defender y apoyar ambos gobiernos (Siria e Irán) tras las reiteradas críticas
de la comunidad internacional al proyecto de desarrollo nuclear iraní y la
guerra que se vive en Siria”, y resalta su papel como portavoz de la ALBA para
“llevar el mensaje de apoyo a estos dos gobiernos y otros derrocados, como es
el caso de la Libia de Muamar Gadafi”.
Por
otro lado, la relación con Cuba siempre ha sido muy cercana, porque este país
fue parte de su formación política durante su juventud. “Maduro definitivamente
es una figura aliada de La Habana, con lo cual habría de presumir una
continuación y un fortalecimiento mayor de esta alianza bilateral en el futuro”,
afirma Boersner.
Una cancillería acéfala
Para
Tony de Viveiros su designación como vicepresidente sin dejar la cancillería,
le da a Maduro legitimidad para encabezar actos de gobierno dentro y fuera del
país; que permitiera además un “traspaso” del poder de forma más ordenada y
pausada. Sin embargo, Boersner afirma que actualmente Venezuela tiene una
cancillería acéfala que funciona mecánicamente ante los procesos que se están
viviendo en el mundo, ante la falta del presidente y las múltiples funciones de
su canciller. “De no tener la situación interna actual con la enfermedad del
presidente, la política exterior tendría un dinamismo comparable al vivido
entre el 2004 y 2009, donde Chávez ejerció un papel estelar para recolocarse en
la escena internacional y aumentar su capital político para crear una matriz de
opinión en contra del esquema del mundo establecido”, asegura.
Ante
esta nueva coyuntura que los mismos oficialistas han catalogado de “compleja”,
el mundo está muy atento de lo que ocurra con la salud del presidente Chávez y
la posible sucesión en la figura de Nicolás Maduro. “Lo esperado es que se siga
el protocolo y los mecanismos que prevé la constitución y el marco
institucional en estos casos. El dejar encargado a Maduro en una eventual
ausencia, sólo refuerza la sucesión de un proyecto engendrado hace décadas
atrás”, finaliza la internacionalista.