Tengo que ser respetuosa con los gustos de algunas de mis colegas, las embarazadas. Esta etapa de la vida es una de las más bonitas
que una mujer puede vivir, y lo mejor es disfrutarla como se pueda, incluso,
con los males propios del embarazo.
Pero debo hablar de lo que pienso sobre las famosas sesiones de fotos de esta etapa.
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Foto: Victor Habbick/www.freedigitalphotos.net |
Es un bonito recuerdo, sí. Se ha
vuelto como un requisito del último trimestre para muchas futuras mamás. Hacerse
una sesión de fotos del bebé que viene en camino, casi siempre de blanco, cual
ángeles (porque al estar embarazadas nos convertimos en ángeles, claro); casi siempre sin sostén o bra, porque así podremos mostrar todo nuestro ser, la
parte física de la maternidad en su esplendor; y por último, con el papá de la
criatura, abrazando la barriga desde atrás, besándola agachado o –y esta es la
foto más importante y perturbadora- abrazando desde atrás, con las manos puestas sobre nuestros pechos desnudos.
He visto mujeres con sombreros
vueltiaos (el sombrero típico colombiano), desnudas entre racimos de cambures
(bananos) y otras frutas, con coronas de flores o girasoles tapándole los pechos, simulando situaciones con las que se identifican (rockeras, maestras, pintoras), mostrando una barriga angelical, con el
hermoso y famoso caminito de pelos o con el ombligo coqueto y saliente propio de este estado; he visto madres mostrando más de la cuenta, con la hinchazón de los últimos días. Y los papás también tienen lo suyo: algunos se vuelven temáticos, con paños en la cabeza, ropa interior graciosa y posiciones incomprensibles. Todo eso es y debe ser respetado, sí señor, pero yo no lo
comparto ni lo entiendo.
No entiendo el color blanco o
rosado de la indumentaria, el tul volando con ventilador, las flores, las
frutas, los montajes especiales en ambientes exóticos, el papel del padre. No
estoy diciendo que nos veamos horribles embarazadas, porque este cuerpo tiene su
belleza, esa belleza que nos hace especiales. Tampoco estoy diciendo que no podemos tomarnos una fotografía, no. El problema es lo expuesta que
queda nuestra intimidad a cuenta del embarazo y el estilo de la foto.
Porque recuerden: todos los
buenos comentarios que recibimos en las redes sociales se basan en el amor de nuestros familiares y amigos, y en el principio
de que no hay muerto malo ni novia o embarazada fea, porque la
maternidad ya es una situación bonita venga como venga. Entonces, si te vas a hacer
una foto profesional de tu embarazo, procura que al menos sea de buen gusto o
mejor guárdatela para tu álbum personal.